sábado, 5 de marzo de 2011

VIVIR Y TRABAJAR SIENDO MUJER Y NO A PESAR DE SERLO

“Existe una sutil y vital diferencia entre trabajar -o vivir- a pesar de ser mujer y trabajar -o vivir- siéndolo. ¿Qué significa esto? Significa que cuando una mujer se incorpora al mundo del trabajo fuera de la casa puede que sienta una especie de ajenidad brutal frente a esa realidad donde ahora te toca vivir o, lo que es lo mismo, una sensación de inadecuación, de que vienes de otra galaxia, que puede hacerte sufrir mucho”. Así lo afirmaba la profesora de derecho del trabajo Laura Mora al inicio de la Charla-Taller que la Asamblea Feminista organizó el pasado 19 de febrero.
En un espacio, inusual, de intercambio de experiencias, esta feminista comprometida políticamente y partidaria de esa revolución pacífica que las mujeres estamos llevando a cabo en este mundo global y patricarcal, desde lo personal, cual terapeuta intentando provocar una auténtica catarsis en sus pacientes, nos vimos inmersas en un análisis íntimo y personal para llegar a lo general, a lo que, realmente, nos importa a las mujeres, a cómo nos sentimos en el trabajo, en nuestros hogares, analizando nuestros verdaderos deseos, valorando los auténticos pilares de nuestro camino hacia la libertad femenina, etc, etc. Con este punto de partida, utilizando este método participativo y deductivo, se fue construyendo el discurso que se nos quería transmitir.

Entre otras cosas se resaltó la idea de que en la actualidad, muchas mujeres hemos puesto un límite inaudito a la explotación laboral cuando pronunciamos un gran SÍ a nuestro doble deseo de ser madres y ser trabajadoras. Y cuando habla de ser madres no sólo alude a la capacidad de alumbrar criaturas, sino que se refiere también -en un sentido más simbólico- a esa capacidad de crear, de fundar, de ordenar o de concebir algo nuevo. Hay cosas que para muchas mujeres, hoy por hoy, son irrenunciables y, por tanto, no negociables en el terreno de lo económico, como lo es la maternidad para aquella que quiera ser madre o el tener tiempo para poder comprar pescado fresco o dar un paseo para la mujer que así lo quiera.
De esta manera, la incorporación masiva de las mujeres al trabajo no es sólo una cuestión cuantitativa sino que conlleva cambios de un alcance radical en cuanto a las formas de contratar, de relacionarnos, de medir los tiempos, de…. Son cosas que aún no tienen excesiva visibilidad ni reconocimiento social.